Cuida tu peso y come bien: Un peso adecuado se logra al equilibrar las calorías que se ingieren con las que se gastan durante el día. Lo ideal es gastar más de lo que se come. El índice de masa corporal no debe superar los 25 kg/m2. En tu dieta incluye pescados, carnes magras, frutos secos, aceite de oliva, lácteos descremados, frutas, verduras y legumbres que aporten los minerales y vitaminas que el cuerpo necesita. También incluye ácidos grasos, como Omega 3, 6 y 9.
Cuida el colesterol y la glucosa: El exceso de colesterol se deposita en las paredes de los vasos sanguíneos y obstruye el flujo de la sangre. Si en ayunas los resultados del colesterol superan los 200 mg/dl y la glicemia es superior a 100 mg/dl, tienes que consultar con un especialista.
Duerme bien: Dormir 8 horas diarias, porque el descanso permite reponer energías y evita consumir estimulantes o exceso de cafeína para rendir durante el día.
Mantente activo: Al ser un músculo, tu corazón necesita ejercitarse. Por eso, realiza actividad física regular, mejorarás la circulación sanguínea en todo tu cuerpo y tus arterias lograrán una mayor y mejor dilatación y los niveles de colesterol y de triglicéridos en la sangre se regularán y la presión arterial disminuirá. La indicación actual son 150 minutos a la semana de ejercicio aeróbico de intensidad moderada son suficientes.
No al estrés y la ansiedad: Intenta generar espacios para desconectarte. Prácticas como el yoga pueden ser de gran utilidad.
Controla tu presión: La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Los niveles de una persona sana están bajo los 140/90 mm Hg. Es importante chequearla constantemente, ya que la hipertensión suele ser asintomática. Una medida útil es disminuir el consumo de sal.
No fumes: El tabaco reduce la cantidad de oxígeno en la sangre; estrecha y endurece la capa interna de las arterias, y hace que la presión arterial aumente. Además, es el causante de reducir los niveles de colesterol bueno (HDL) en la sangre y de aumentar los niveles del malo (LDL) y de los triglicéridos. Un cigarrillo diario es suficiente para aumentar el riesgo de ataque cardiaco o cerebral.
Cuidado con el alcohol y otras sustancias: Al mezclarse con la sangre afectan el funcionamiento de muchos órganos del cuerpo.
Diagnostica a tiempo: Se estima que la mitad de las personas que mueren repentinamente por males coronarios no sabía de su problema. Es fundamental la realización periódica de chequeos médicos, especialmente si tienes factores de riesgo.
Controla la diabetes: Puede provocar graves alteraciones en el corazón, riñones, visión y extremidades inferiores. Si cualquiera de tus padres es diabético o tienes sobrepeso u obesidad, estarás más predispuesto a desarrollarla.
Fuente: www.clinicapanamericana.co