Jack Andraka inventó hace cuatro años un método que detecta el cáncer de páncreas en minutos y que sólo cuesta 3 centavos de dólar. A su corta edad, el estudiante ya contempla el desarrollo de un diagnóstico que permita descubrir otras enfermedades como VIH y Alzheimer. Conoce su historia.
La vida de Jack Andraka cambió a los 15 años. La muerte de un amigo íntimo de la familia en 2012 sería el detonante para que el estudiante de Maryland, Estados Unidos, comenzara a trabajar en una prueba que es capaz de detectar el cáncer de páncreas en minutos, a partir del análisis de sangre de una persona y por un bajo costo.
«Creo que todos tenemos responsabilidad sobre todos. Busco que todos puedan acceder a los servicios de salud al reducir los costos de los tratamientos», compartió Jack Andraka durante una reunión con medios de comunicación previo a su ponencia en Jalisco Campus Party 2016.
Hoy, el joven de 19 años trabaja en el desarrollo de un producto que funciona con nano robots que se introducen en el torrente sanguíneo, lo que facilita el proceso de detección.
Asimismo, el ciéntifico espera que en las siguientes etapas de la investigación su creación pueda ayudar a descubrir de manera temprana enfermedades como VIH y Alzheimer.
Tras la muerte de su amigo, el estudiante estadounidense recuerda que comenzó a investigar sobre la enfermedad que cada año cobra la vida de más de 40,000 personas en Estados Unidos, de acuerdo con cifras de American Society of Clinical Oncology (ASCO).
Jack confesó que antes del suceso que lo marcaría para toda su vida, él desconocía sobre este padecimiento, incluso ha llegado a declarar en diferentes entrevistas que ni siquiera tenía idea del lugar exacto en donde se ubica el órgano.
Durante meses investigó en internet y en los libros que encontraba en la biblioteca de su escuela. «Fueron noches muy largas», dijo. Hasta que finalmente un día en clase de Biología, mientras el profesor explicaba sobre cómo los anticuerpos se pueden combinar con determinadas proteínas de la sangre, Jack leía a escondidas un artículo de la revista Science sobre los nanotubos de carbono.
Al conjuntar ambas ideas el estudiante obtuvo la respuesta que tanto buscaba: debía poner nanotubos con anticuerpos que reaccionaran a la mesotelina y después agregar una gota de sangre del paciente. Ese se convertiría en su momento Eureka.
Durante la reunión con medios de comunicación, Andraka se consideró como «alguien afortunado», ya que la mayoría de las investigaciones que consultó fueron de libre acceso en internet, de lo contrario «hubiera sido complicado acceder a esa información porque es muy costosa», precisó.
El estudiante en ese entonces de secundaria no contaba con los recursos ni financieros ni clínicos para poner en marcha su creación, por lo que decidió buscar ayuda en laboratorios y en centros de investigación.
Fue su madre, Jeane, de profesión enfermera, la que asistió al joven en la redacción del protocolo experimental. Aunque Jack confió en que el apoyo llegaría, en su correo electrónico recibió 199 mensajes que rechazaban su petición.
Pero uno, que provenía del doctor Anirban Maitra, profesor de oncología de la Universidad Johns Hopkins, aceptó.
El mentor de Andraka comentó en 2012 a la revista Smithsonian: «Fue un e-mail muy inusual. No recibo correos electrónicos como ese de becarios posdoctorales y mucho menos de estudiantes de primer año de secundaria.»
Al leer su mensaje, el actual investigador de cáncer de páncreas de la Universidad del Centro Oncológico MD Anderson de Texas en Houston decidió invitar al estudiante de secundaria a su laboratorio durante un par de horas en el verano.
Al recordar ese momento, Jack explicó que hubo días en los que «no dormía» porque necesitaba hacer un equilibrio entre su vida personal, las actividades de la escuela y asistir al laboratorio en donde comenzó a hacer sus primeras pruebas con el grupo de Maitra. Después de siete meses, finalimente el diágnostico del adolescente dio resultados.
«Las cifras son lamentables: 85% de los cánceres de páncreas son detectados muy tarde, lo que quiere decir que sólo 2% de estos pacientes tienen oportunidades de sobrevivir», precisó.
El diagnóstico de Andraka tiene un costo de 3 centavos de dólar, es decir 28 veces más barato que la prueba ELISA, actual método de detección del cáncer de páncreas que está disponible por 800 dólares. Además, posee una sensibilidad de 100% y tiene 90% de efectividad.
Las investigaciones del joven de 19 años lo han hecho acreedor de diferentes reconocimientos entre los que destacan en 2012 el premio de la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería (ISEF, por sus siglas en inglés), el concurso científico más importante en el mundo a nivel de institutos y el Premio 2014 de Jefferson, el más prestigioso premio de servicio público de la nación.
En 2014, fue reconocido con el primer lugar en el concurso Siemens We Can Change the World Challenge y apareció en la lista de las 40 personas más ejemplares menores de 40 años de la revista Advocate.
Por ahora, el científico adelantó que se encuentra trabajando en una aplicación para dispositivos móviles que permitirá detecciones con tan sólo colocar un dedo sobre la pantalla.
Aunque el nombre de Jack Andraka es conocido entre la comunidad científica y tecnológica, él se considera como una persona normal, a la que le gusta Glee y pasar tiempo con sus amigos.
El estudiante de primer año en la Universidad de Stanford es optimista hacia el futuro, pues confía en que su diágnostico ayudará a detectar y salvar la vida de cientos de personas en todo el mundo, a pesar de los retos a los que se pueda enfrentar en el camino.
«Creo que podemos cambiar al mundo. Siempre debemos de pensar en quienes podemos ayudar. No me considero un genio, soy persistente, después de todo sólo soy alguien que quiere terminar sus estudios.»
Fuente: www.entrepreneur.com