Corría el año 2.000, por ese entonces trabajaba como gerente de ventas en Bogotá. En mi recorrido por hospitales y clínicas en esa Bogotá metropolitana de 7 millones de habitantes, en medio del tráfico capitalino de una gran urbe, conocí y entendí que mis visitas deberían ser optimizadas en tiempo y resultados.
Desde esa época empecé a visitar sin citas ni protocolos los departamentos de servicio y mantenimiento usualmente ubicados en los sótanos de los hospitales, para comprender desde la fuente la problemática, incluso los proyectos que obviamente me servirían después al contactar los directivos y responsables de la toma de decisiones.
Desde la anterior dinámica, con mi eterno maletín de vendedor, se empezó a gestar lo que hoy es INGENIERÍA HOSPITALARIA: la ingeniería desde el contexto del conocimiento, aplicada a las necesidades de una institución de salud.
Hoy INGENIERÍA HOSPITALARIA y su reconocida marca “AMIGO CORAZÓN” nos acercan más y más al corazón del ser humano. Nos ponen aún frente a la comunidad para trabajar de la mano en los temas de prevención y seguridad.
Hace poco, al salir de un ascensor en cualquier parte de la ciudad, me encontré de frente con AMIGO CORAZÓN y sentí un alivio, no solamente por ver nuestra marca sino también por encontrarme con que es vigía de la vida que se repite una y otra vez
Hoy, casi cada ambulancia y cada servicio de emergencia, lleva uno de nuestros equipos, pero más que eso ese servicio lleva tecnología, AMOR y servicio: tres elementos que acompañan nuestra razón de ser.
Felicitémonos hoy todos los miembros de este equipo, empezando por emprendedores como Manuela Gil y Nils Tober, guerreros anclados en este territorio de innovación. A ellos, quienes han decidido tomar por su mano la dirección y el rumbo de este barco, del cual no me quiero bajar.
Las nuevas tecnologías llegan, los algoritmos invaden la salud, y ahí está de frente esta pequeña empresa, mirando al futuro para compartir un pedazo del mismo con nuestras comunidades, nuestro país y el mundo de ser necesario.
Quiero dejar un reconocimiento especial a Carolina Yepez. Además de Ingeniera brillante, dotada de esa ética y responsabilidad a toda prueba, Carolina merece mi aplauso por haberme acompañado desde el principio en esta tarea y en este proyecto de vida.
A todo el equipo que nos acompaña, mil y una gracias por crecer junto a esta empresa, pequeña en su contexto físico, pero gigante en sus logros y poderosa en sus objetivos.