La implementación de sistemas de telemedicina ortodoxos, para la población rural y vulnerable de bajos recursos económicos, está aún lejos de ser una realidad.
Referirse a las tendencias de telemedicina en un país como Colombia no es fácil, debido a dos factores, uno negativo y otro positivo. El negativo radica especialmente en que en general se han realizado más experimentos en el área que, montajes ortodoxos de sistemas de telemedicina realmente funcionales. Sin el ánimo de ofender emprendimientos anteriores, se deben mencionar de forma cronológica verdades palpables ocurridas en diferentes zonas del país.
En un principio se buscó cubrir una necesidad evidente de atención médica especializada en los Llanos Orientales, la cual quedó truncada desde la misma gestación del sistema, y no debido a falta de entusiasmo por una serie de académicos con buenas intenciones.
Su fracaso se debió exclusivamente a ausencia de apoyo económico estatal, lo cual después de un esfuerzo monumental por parte de los primeros, ocasionó que la implementación, que si bien no cumplía con los cánones internacionales, quedara a la deriva dejando tecnología prácticamente abandonada, que en su momento paliaba en algo la atención médica en zonas realmente vulnerables.
De otra parte, un departamento de Colombia, de una gran extensión geográfica, donde se instaló por parte del Estado un sistema de telemedicina en 29 hospitales municipales hace 11 años, con ocho servicios especializados, equipos y software biomédico que cumplían con los cánones internacionales, luego de tres años de un exitoso funcionamiento terminó completamente abandonado gracias a la desidia y la corrupción.
Colombia es un territorio con una gran cantidad de problemas concernientes a la atención en salud, especialmente en lo que se refiere a la población vulnerable y de escasos recursos económicos y para quienes la atención especializada es prácticamente nula.
Una sola entidad de salud del orden nacional, con voluntad y ética, intentó en el año 2015 cubrir con telemedicina algunos territorios rurales donde predominan los estratos socioeconómicos más necesitados. La buena voluntad de las directivas y el dinero invertido no bastaron para continuar cumpliendo un derecho fundamental enunciado en la Constitución nacional: el derecho a la salud.
A manera de boomerang, la loable labor fue atacada de forma desconcertante y sin argumentos válidos al interior por personas de la misma entidad, que inclusive repostaron con argumentos ridículos ante oficinas de control del gobierno nacional.
En consecuencia, un sistema de telemedicina que en encuestas realizadas por una de las firmas de consultoría más respetables de Colombia, reflejó una satisfacción del 97 % por parte de los pacientes con la atención de 10 especialidades médicas, terminó labores en 24 meses.
Otras empresas privadas y públicas de salud, responsables de la atención de pacientes afiliados al sistema de salud colombiano, se han dado a la tarea de intentar montar y poner en funcionamiento sistemas de telemedicina empíricos, sin cumplir en lo más mínimo con estándares de atención éticos, biomédicos y tecnológicos, rayando en algunas ocasiones con una irresponsabilidad total.
Son muy pocas, tal vez dos y de hecho privadas, las empresas del sector salud en Colombia que realmente actúan frente a los pacientes de forma ética y responsable, cuando de telemedicina se trata. Lo desafortunado del caso para los pacientes, es que estas compañías están focalizadas básicamente en tele-radiología, aunque cumplen a cabalidad con las normas internacionales y su equipo humano de radiólogos es de primera línea.
Desafíos y problemáticas
Hablar de aspectos positivos hoy en día en lo que se refiere a la cobertura de atención especializada constante, de un universo importante de pacientes en Colombia con telemedicina no es posible hasta cuando no se comprenda que la población del país es 70 % rural, con vocación agrícola y agroindustrial.
El día en que en Colombia se deduzca que una nación no puede salir del subdesarrollo mientras tenga una población, entiéndase: hombres y mujeres en edad productiva enfermos, se puede empezar a pensar y actuar en la implementación de sistemas de telemedicina eficaces y eficientes para los habitantes.
Se requiere voluntad política, es obvio, pero aunado a esto, la telemedicina en especial en instituciones públicas se debe implementar como política de Estado, lo cual es completamente distinto a instaurarse en periodos de gobiernos finitos.
Fuente: elhospital.com