Por más de 100 años se ha escuchado el corazón con un brazalete. Este instrumento, que se infla y se desinfla alrededor del brazo, aún se usa para medir la presión arterial de una persona. Los sonidos del pulso le dicen al médico si la presión es alta o baja: 90 latidos por minuto es un ritmo acelerado, menos de 60 es lento. Hasta ahí.
Esta técnica no es muy rápida ni portátil, y tampoco proporciona medidas continuas en el tiempo. Así que investigadores de todo el mundo siguen intentando cambiar y mejorar estos instrumentos.
Un trabajo interdisciplinario unió a 10 investigadores colombianos y alemanes para desarrollar el primer dispositivo que toma la presión sin brazalete, en el oído, y que han llamado Pulsómetro auricular.
Una patente que persiguen varios grupos de investigación de todo el mundo.
EL COLOMBIANO habló con Dagnovar Aristizábal Ocampo, médico cardiólogo con posgrado en hipertensión de la Fundación Oschner en Nueva Orleans y director de Sicor, el centro de investigación de Medellín que, junto con la empresa alemana Custo-med, lidera la innovación tecnológica que podría cambiar la forma en que se diagnostique la hipertensión y otras enfermedades del corazón.
Desde 1995 Aristizábal indaga las bases genéticas de la hipertensión arterial esencial en Colombia, campo en el que él y su grupo son pioneros.
Es investigador de amplio reconocimiento internacional en manejo de riesgo y nuevos modelos de atención en salud cardiovascular y realiza trabajos de investigación clínica y epidemiológica para estandarizar el análisis del riesgo de enfermedad cardiovascular en Colombia.
Cuéntenos del pulsómetro auricular, ¿de qué se trata esta innovación colombo-alemana?
“Este es el primer dispositivo capaz de medir la presión arterial y el flujo sanguíneo en forma continua dentro del conducto auricular, sin utilizar un brazalete.
Usa una técnica llamada fotopletismografía para medir la velocidad de la onda del pulso que genera el corazón. Se pone en el oído del paciente con una banda alrededor de su pecho.
A diferencia del brazalete, el pulsómetro da mucha más información. Permite conocer cuánta sangre sale del corazón en cada latido, por ejemplo, ofreciendo al médico datos claros y críticos para obtener un diagnóstico más preciso.
Este aparato decodifica el alfabeto del corazón. Puede informar, a través de algoritmos, si el ritmo del corazón está alterado, como funcionan las arterias y porqué el sistema nervioso central se está estimulando excesivamente, como otro ejemplo.
De otra manera, obtener esta información solo podría conseguirse sumando la información de cinco o seis estudios diferentes como un ultrasonido vascular, un holter y un análisis de la variabilidad de la frecuencia cardíaca”.
¿Por qué en el oído? Eso es muy diferente al lugar en el que se usa el brazalete.
“Por la conexión con el cerebro. Para nosotros es de gran interés explorar la relación que hay entre el cerebro y el corazón. Al parecer no solo el cerebro puede cambiarnos, también regular nuestro pulso cardíaco a través de la respiración puede enviarle información a nuestro cerebro sobre cómo estamos”.
Así que la meditación tiene más ciencia de lo que pensábamos.
“Así es, hay mucha más ciencia de lo que se creía en las técnicas de respiración y lo que los neurocientíficos han llamado mindfulness”.
¿Con el pulsómetro auricular podríamos conocer la causa precisa de nuestra presión alta o baja?
“Sí, este aparato mejora la capacidad de diagnosticar, es costo efectiva. Su simplificación la hace masificable, y una de las cosas que nos parecen más importante es que se puede usar en ambientes por fuera de los hospitales, un objetivo claro de la medicina predictiva y personalizada”.
Con el fin de personalizar la medicina, ¿las herramientas deben mejorarse?
“Así es, lo que se ha llamado medicina de precisión nos presenta retos impresionantes de ser más exactos y hacer uso de los nanocircuitos, de la tecnología wireless (inalámbrica), etcétera. Todo para ayudar a generar información personalizada y de fácil acceso para mejorar los tratamientos de muchas enfermedades”.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en los países desarrollados. ¿Esto se debe principalmente a problemas genética o a malos hábitos de vida?
“Cada vez es menos genética. El 75 % de las enfermedades cardiovasculares no existirían de no haber sedentarismo, alimentación inapropiada, sobrepeso y hábitos malsanos como fumar. Esto según la Organización Mundial de la Salud”.
Conocer que los malos hábitos de vida son la causa de muchas enfermedades no parece cambiar la forma en que muchas personas se preocupan por su salud…
“Tal vez, pero poco a poco las personas son más conscientes de que no solo se trata de vivir más sino de tener una mejor calidad de vida”.
Para terminar y a modo de reflexión sobre el futuro: ¿Tener tanta información a la mano conectada con nuestros dispositivos de uso diario sí ayudará a mejorar la salud de la gente?
“Muchas acciones humanas son altamente inconscientes pues no generan una retroalimentación inmediata. Prototipos como este, que podrán conectarse por Bluetooth con nuestros teléfonos celulares o relojes inteligentes y nos permitirán tener acceso a información en tiempo real, nos sitúan en una nueva era.
Esta nueva época nos permitirá ver las cosas de forma diferente.
Nuestras conductas presentarán una respuesta inmediata y no habrá forma de ignorarlas”.
Fuente: elcolombiano.com